martes, 3 de noviembre de 2015

MIRANDA: El Frankestein del sistema solar

Por: Javier Eduardo Suarez Valencia*


Esta pequeña luna gélida de Urano ha sido el objeto perfecto para que los científicos planetarios den rienda suelta a su imaginación; cuando la sonda Voyager 2 envió las primeras imágenes de este curioso satélite los astrónomos solo pudieron pensar en el Frankestein de Marey Shelley, este cuerpo parecía ser un aglomerado de partes de muchos objetos diferentes.

Primera imagen observada de la superficie de miranda, sus profundas líneas y estos patrones poligonales que parecen salir de su interior son prueba de una intensa actividad geológica.


La superficie de Miranda tiene expresiones morfológicas que no son comparables en ningún otro cuerpo del sistema solar, se observan en ella algunas regiones con gran cantidad de cráteres y poca actividad; pero esto contrasta con la inmensidad de otros patrones que recorren su superficie, hacia la terminación en punta de esa gran estructura triangular en el centro del satélite se encuentra el acantilado más grande de todo el sistema solar, una pared de hielo conocida como “Verona rupes”, la cual se levanta alrededor de diez kilómetros con respecto al terreno que lo rodea.


Verona rupes, el acantilado más grande del sistema solar

Pero sus inmensos acantilados no son la mayor característica de Miranda, tres grandes patrones poligonales son claramente observables en el satelite, megaestructuras de más de trecientos kilómetros de diámetro; estas estructuras son conocidas como coronas y fueron las que alguna vez llevaron a los científicos a pensar que un fuerte impacto destrozo en pedazos a una antigua Miranda, los cuales se reunieron posteriormente por efectos gravitacionales y así formar el cuerpo que vemos hoy.


Arden corona (blanco), Inverness corona (rojo) y Elissinore corona (verde), son las mayores estructuras vistas en un satélite de tan solo 472 kilómetros de diámetro.

Aunque la formación de las coronas postulada inicialmente suena bastante interesante, estudios más recientes muestran que no hace falta tener un escenario tan catastrófico para la formación de estas estructuras; estas hipótesis hablan de intensos eventos extensivos en la superficie de Miranda, una cantidad grande de material “caliente” asciende desde el interior del cuerpo, esta inyección de hielo provoca que una nueva acomodación se de en la superficie, principalmente en fallas normales que dispersan los esfuerzos dentro y en los alrededores de la corona. Estas teorías cuentan con un mayor respaldo científico, pero con la poca información disponible es muy difícil e irresponsable sacar conclusiones.


Vista transversal de Arden corona y su respectivo perfil, la acomodación se da en fallas normales que muestra bloques cayendo unos con respecto a otros (por ejemplo 6 cae con respecto a 5).

Miranda es un gran ejemplo de lo propensa que es la ciencia a cambiar sus teorías a medida que se hacen análisis más profundos, y más importante aún es una prueba de que el universo es un lugar lleno de posibilidades, mostrándonos paisajes que a nadie le hubieran parecido posibles hasta haberlos visto con nuestros propios ojos, este pequeño fragmento de hielo girando alrededor de Urano es una maravilla geológica.

*Estudiante de Geología - Universidad Nacional de Colombia

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