martes, 28 de junio de 2016

Un vistazo a Júpiter ad portas del arribo de JUNO

*Por: Miguel Angel Pinilla Ferro

Hoy empezamos una serie de entradas con propósito de analizar y describir la llegada de la sonda espacial JUNO el próximo 4 de julio al sistema Joviano. Y es que nos llena de una gran expectativa este encuentro, porque desde que la sonda espacial Galileo surcó Júpiter en 1998, no hemos tenido noticias actualizadas de este gran Gigante. O bueno sí, tal vez con Cassini que realizo un interesante sobrevuelo, y también con el acercamiento que tuvo la Sonda espacial New horizons que lo fotografió desde lejos a su  paso. El hecho es que en pocos días JUNO nos dará la posibilidad de redescubrir a Júpiter como nunca antes lo habíamos hecho. 



JUNO despegó rumbo a Júpiter a bordo de un cohete Atlas V 551 el 5 de agosto de 2011, todo con el objetivo de visitar el planeta más grande del sistema solar. Y es que para la comunidad científica, el estudio del sistema joviano es una de las principales razones para comprender el origen, evolución y futuro del sistema Solar. Júpiter es en cierta manera, el responsable que la vida pueda desarrollarse de manera estable en el tiempo. Este gigante actúa como una inmensa maquina gravitatoria que restringe el paso de potenciales objetos que atraviesen su área de influencia y vayan a parar a los planetas del sistema solar interior. Júpiter es el guardián que protege el desarrollo de la vida en la Tierra. 

Y es que una de la mas importantes revoluciones astronómicas en los últimos años es descubrir que las órbitas de los planetas del sistema solar no siempre han sido las mismas. En efecto, en la temprana formación del sistema solar los grandes planetas exteriores no pararon de moverse y de interactuar gravitacionalmente, Júpiter fue uno de los que se acercó lo suficientemente al Sol, como para perturbar a todo el halo de materia interior y a todos los pequeños y nacientes planetas que apenas aspiraban a tener consistencia esférica. Todos esos movimientos orbitales fueron en cierta manera los culpables de lo que en ciencias planetarias se conoce como el gran Bombardeo, que afectó la temprana formación del planeta tierra. 



Júpiter con un radio medio de 69.911 kilómetros, una distancia de 5.2 unidades astronómicas ó 778.500.000 de kilómetros del Sol, es el quinto planeta del sistema solar y el primero de los gigantes gaseosos. Con una composición principal de hidrógeno, helio y amplias trazas de metano, amoniaco y vapor agua,  constituye uno de los planetas con más masa del sistema solar. Júpiter tarde 9 horas y 55 minutos en dar una vuelta sobre sí mismo, esto hace que su núcleo de hidrógeno líquido actué como un dinamo y propicie la creación de una magnestosfera tan gigante que abarca las vecindades de la órbita marciana. Es tal la energía que emana, que júpiter irradia mucha más energía que la que recibe del Sol, esto implica no solo una importante influencia de radiación sobre todo su campo, sino un condicionante gravitatorio a todo lo que se acerca a él. 

Júpiter no solo es una gran planeta, sino que su particular imagen le otorga una identidad propia. Tal y como cuando galileo lo observó por primera vez a través de su telescopio, hoy todavía nos sigue asombrando su perfil. Y no solo es su característica mancha roja, sino sus amplias y menguantes bandas ecuatoriales, los colores rojizos y pardos, pero aún más son los datos que hemos recopilado a lo largo de las distintas sondas espaciales que lo han visitado. Sabemos que el toro geométrico que conforma con respecto a su primera luna Io, hace que toda la radiación e interacción gravitacional que cae, propicia que al interior de la luna Io  se desencadenen fuerzas que friccionan sus capas constitutivas haciendo de ella la luna más volcánica del sistema solar. Europa, su segunda luna es todo lo contrario una amplia corteza de hielo de agua que conforma su aspecto exterior, resonancias gravitacionales con Io y ganímedes propician que también haya fricción al interior de sus capas constitutivas, calentando su interior y permitiendo en teoría, la posibilidad de existencia de una océano global. Todavía sin confirmar, este océano global, podría tener todos los ingredientes básicos para el desarrollo de la vida, aunque en principio no hablaríamos de probiontos complejos, sí de los detonantes para una explosión vital, esto quiere decir, agua, moléculas orgánicas, emanación de fuentes hidrotermales y un ambiente estable en el tiempo para su desarrollo y evolución. 


Io, la luna luna más volcánica del sistema solar arriba el volcán Tvashtar 

Ganímedes su tercera luna, no deja de ser interesante. Todavía es un mundo por descubrir, la sonda espacial Galileo nos ofreció una de las imágenes más interesantes e inquietantes de su aspecto. Y no solo esto, sino que también se pudo establecer la existencia de un campo magnético propio creado por un núcleo metálico parcialmente fundido e inducido, esto implica hasta el momento la prueba de la primera luna con una magnetosfera propia. Recientemente el telescopio espacial Hubble pudo comprobar la existencia de auroras, pero aún más y para que ustedes se sorprendan es la probable existencia de un océano global, sí como lo leen, los océanos globales en lunas del sistema solar exterior son mucho más comunes de lo que pensábamos. 


Ganimedes, y sus auroras en falso color evidenciadas recientemente por el Hubble


Calisto la segunda luna mas grande del sistema joviano tiene una de las superficie más accidentadas por la densidad de cráteres de impacto esto la convierte en una de las más antiguas del sistema solar. Su aspecto tiene las huellas de impactos descomunales como la cuenca de Valhalla que con unos 3000 km de diámetro es la evidencia más notable de un evento catastrófico. La serie de anillos concentricos que se aprecian en la fotografía, pueden evidenciar que el efecto que produjo el impacto sobre el terrero tuvo ondas de choque que parecieran que hubieran tenido consecuencias sobre las viscosidad del terreno. Es que como si hubiera existido un rebote potencial desde las capas profundas del terreno congelado, y que posteriormente se recongeló siguiendo el patrón que ahora vemos. 


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